Un gomero en la NASA

HERRERA CABELLO, FELIX: (Felix Herrera Cabello: Agulo 1932 - ? 2002). Ingeniero y Decano de Física. Emigró a Venezuela donde trabajó para IBM. Se trasladó a Perú donde trabajó en la estación Minitrack de Lima donde formaba parte de la Red Mundial seguimiento de satélites. Posteriormente trabajó en la NASA, donde como experto en física solar predijo las descargas energéticas del sol de manera que no dañaran los intrumentos, ni a los astronautas al salir de la nave. Participó en diversos proyectos más para la agencia americana, entre ellos el hacer de ingeniero de enlaces de comunicaciones desde la estación de la NASA en Maspalomas. Posteriormente se convirtió en Decano de Física de la Universidad de La Laguna. Poco antes de morir escribió su libro "La realidad de una ficción. Logros y problemas en la exploración del espacio".
Reseña en Eseken, dossieres.
Cuando pienso en la Gomera me la imagino como una bola de papel arrugado en donde según la posición de la luz aparecen y desaparecen esquinas y matices, luces y sombras.
Sí, hubo un gomero que trabajó en la NASA, Félix Herrera Cabello, quien probablemente estuvo durante la época más apasionante; el desarrollo de los programas Gemini y Apollo. La isla es particularmente abundante en estas singularidades, asi por ejemplo también hubo un boxeador olímpico, una empresaria galardonada con la Medalla al Mérito en el Trabajo... curiosamente al menos ahora mismo lo que no hay son luchadores de lucha canaria, los hubo, pero la disciplina deportiva desapareció de la isla según cuentan porque nos lo tomábamos demasiado en serio.
Es curioso cómo son los estereotipos; la Gomera es a Canarias lo que Lepe a Andalucía, es decir, blanco de todos los chistes. Venir aquí es tan peligroso como ir a Bilbao a comprar supositorios, tan poco práctico como pedirle prestado un euro a un catalán  o tan ingenuo como pretender encontrar a un madrileño humilde.
El origen de esa percepción está en los movimientos de migración interna tras la Guerra Civil hacia las islas vecinas que se agudizaron a partir de la sexta década del siglo pasado. En aquella época llegaban a bordo de las falúas, muy parecidas a las actuales pateras a la costa de las otras islas y eran recibidos con lógico recelo, y también por otro lado eran percibidos como personas nobles pero al mismo tiempo rígidas y con ,lógico también, temor a lo nuevo y desconocido.
Con el tiempo, como suele pasar en todos los movimientos migratorios, crearon su propia identidad y se hicieron un lugar en su nuevo hogar... tuvieron tanto éxito algunos, (que no todos como pasa en todos lados), que se han convertido en figuras señeras dentro del panorama nacional o más allá. Pero el estereotipo no nos ha abandonado... ya lo dijo Einstein; más fácil es romper un átomo que un prejuicio.
¿Y lo que quedó atrás?. Atrás quedó la isla. Ese regazo protector que mira hacia la estrella de quienes brillan fuera consciente de que no puede pedirles que bajen a verla porque sabe que se apagarian. Se consuela sabiendo que brillarán fuera también para otros y darán vida en otro sitio... que incluso podrán viajar a las estrellas de verdad.

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