Asignatura pendiente




¿Para qué?, esta es la desilusionada pregunta que se hacen todos los que con ilusión esperaron una segunda parte a la gesta lunar que se conmemora hoy como la cuarta década; en términos humanos la edad de plenitud actual en nuestra especie. Antes todo son hormonas y cierta locura y después todo es decadencia... o eso nos quieren vender.
Este aniversario quiere promocionarse como el motivo para volver, esta vez para quedarse y por fin tener continuidad; la llegada a Marte.
Hoy día hay tecnología para ir pero no para volver; una nave con el mismo sistema que el que se usó para la Luna, un cohete por etapas, da para posarse sobre la superficie del planeta... el problema sería escapar de la gravedad para volver. Amén de los meses que se tardaría en llegar encerrados en una lata tan reducida; agua,comida, intimidad, espacio vital... son cosas siempre necesarias de las que no parece que podamos prescindir fácilmente.
La gesta lunar demostró una paradoja; hay espacio para la fuerza bruta en algo que se supone el mayor reto a la inteligencia de la especie. El 99% del cohete Saturno en peso era combustible... nada de superordenadores ( sólo 72 kb de memoria grabados en núcleos de ferrita eran suficientes para comandar la nave), ni muchísimo menos motores con métodos complejos de propulsión... lo que sí hubo de diferente en todo eso fue la ilusión.
Ilusión por conseguirlo sí que hubo a toneladas. No se tenía ni idea de cómo hacerlo pero había un motivo para conseguirlo... los bloques políticos cayeron, el mundo cambió, lo importante fue banal y lo accesorio mutó a necesario. Pero cuarenta años después de todo aquello aparte de los escombros, piezas de museo, experiencias personales de todo tipo para los astronautas y el regusto amargo por un tiempo que se fue, quedó la ilusión, la emoción de que una vez se fue capaz de hacer algo así.
La asignatura de Marte nos queda pendiente. Después no volveremos atrás.

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