Silencios

 En las fotos, el naciente de Los Gallos, la cabecera del barranco de Macayo y una vista de Vallehermoso desde esa cabecera.
Pero las fotos no hacen justicia a la auténtica belleza de esos paisajes; el silencio ensordecedor donde sólo oyes tus pasos, mirlos, brisas y en las últimas horas de la tarde croar de ranas.
Es un silencio tal que a mucha gente no le gusta ir sola por allí prefiriendo la compañía para con la charla romper esa sensación de pequeñez... sí, pequeñez porque este bosque no asusta por la inmensidad arbolada dado que debajo de la foresta lo que hay son laderas en suave pendiente que rompen la sensación de profundidad.
Me hace pensar el caminar por aquí en el pasado. No se ve a simple vista pero el Parque ha sido testigo de la historia insular; la pista forestal por ejemplo en el pasado era una pista agrícola y de servicio para algunas fincas hoy abandonadas y ya descatalogadas al pasar al área de pre-parque y para el acceso a la Presa de Los Gallos. En aquel tiempo se abrían con la excusa de eso; acceder a instalaciones de uso público con la esperanza de dejar abierto resquicio para en el futuro conectar esas pistas con alguna de las dos carreteras principales... eran los tiempos anteriores al Protocolo II de Ginebra y todos esos "rollos" que vinieron después, léase la desaparición de los puertos francos, el no cuajo de la ZEC, y las dificultades de financiación que comportaba el Protocolo y que hizo al gobierno de entonces optar por la "integración" de las islas a la entonces CEE.. una vuelta completa para después de una recesión el Parque haya vuelto más o menos a donde empezó aunque con nuevos "dueños". En cierto sentido un ciclo natural completo y una evolución siempre incierta en el futuro.
Ahora hay nuevos retos; al Parque se le encargará el cometido de por un lado dinamizar sus atractivos de cara a los foráneos ("la pela es la pela", menos documental etnográfico y más ingresos) y por otro de garantizar, o no, el clientelismo habitual de "sociedades pequeñas" ( no aclaran si en tamaño o en capacidades). Es decir, el silencio va a volver a ser roto por turbulencias, esta vez de otro signo económico; si antes fue de bonanza europea, ahora lo será de recesión nacional.
Pero el silencio es tiempo, y permanencia, quizás todo quede de nuevo en un rastro de un pasado que no se planificó... y  el silencio vuelva a acompañarme en el paseo si es que para entonces puedo hacerlo.

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