Gestión cultural


"Conjunto de estrategias utilizadas para facilitar un adecuado acceso al patrimonio cultural por parte de la sociedad. Estas estrategias contienen en su definición una adecuada planificación de los recursos económicos y humanos, así como la consecución de unos claros objetivos a largo y corto plazo que permitan llevar a cabo dicha planificación. La gestión cultural ha de redundar necesariamente en el progreso general de la sociedad, teniendo como principios prioritarios el de servir como instrumento fundamental para la redistribución social y para el equilibrio territorial. El gestor cultural, como técnico de cultura, se encuentra por tanto en el difícil plano que existe entre la política cultural y la población receptora de esa política. Tres pilares en la Gestión Cultural:

  • Apoyo de lo público (lo colectivo).
  • Modelo de desarrollo determinado.
  • Trabajo por la autenticidad."    
                                                                                    (Tomado de
    Wikanda.es)

 En estos días ando embarcado en esta empresa; un certificado de profesionalidad en Gestión Cultural.
 ¿Qué es Gestión Cultural?, confieso que tuve dificultades para comprender lo que era. Ahora la sensación que tengo es que desconozco el  potencial de esta profesión según parece en alza
.
 He hecho una lista de Twitter apañando bajo el tópico "Gestión Cultural"  cuentas de empresas, lugares y personas. Al menos presencia en redes sociales tiene esta profesión.

 La clave en esta profesión es el concepto de mercado de Eventos; segmento que comprende la organización de actos públicos o privados a los asisten personas con una finalidad común de intercambiar ideas, dar a conocer otros productos, etc marcando esa finalidad las características de su organización.

 Apañando para casa, es la primera vez que esta formación se imparte en la isla, de hecho nos han contado (no lo puedo verificar) que somos la primera promoción de este certificado en la provincia occidental de Canarias habiéndose desarrollado o aún en curso esta formación en Tenerife, La Palma  y la Gomera.

 Una crítica que se lleva haciendo desde hace años a la formación para desempleados es que esta formación se ha vuelto repetitiva y cíclica no cambiando los cursos con el paso del tiempo ni con las necesidades formativas, menos todavía atreviéndose a formar en campos diferentes de los habituales.

 En mi opinión tal vez sea un problema de recursos por un lado; impulsar nuevos cursos conlleva una inversión y por otro, de información accesible; la formación que se propone para un territorio está basada en la composición presumible de las categorías profesionales más habituales, es decir, se mira qué formación y experiencia tiene el conjunto de los desempleados y se propone una formación no nueva o "rompedora" sino "certificadora" de las competencias ya adquiridas.

 Hace falta innovar, pero eso sí, también apunto hacia la perspectiva de los desempleados/as desde la prudencia  y, sobre todo, desde el incentivo; en una época en que ninguna formación se puede vender como salida segura al empleo resulta trascendental buscar una motivación de, al menos, futuro con más posibles si se cursa la formación sugerida. Para esta idea hace falta algo muy antiguo; diálogo. Noto una reedición de aquella vieja metáfora del divorcio entre la universidad y el empresariado; a lo mejor se hace una formación que no es atractiva para futuros contratantes, o bien si es atractiva habrá tantos demandantes que no habrá oferta suficiente.

 También el fenómeno de la atomización, quiero decir el hecho de que haya una división invisible entre las entidades que imparten formación de forma que cada una lucha por su propio mercado (no se ha de olvidar que el alumno/a en estos centros a menudo es considerado un mero cliente) hace que no se pueda concertar una estrategia conjunta para crear una cartera de formación propuesta por, curiosamente, los que tal vez sepan mejor qué necesidades se pueden explorar y cubrir con más éxito por parte de los servicios de empleo; los propios directivos/as de estas entidades.

 Mientras pienso esto conduzco por el monte rumbo a la Villa (la capital administrativa)... atravieso los vergeles, los eriales que dejó el incendio de 2012, los miradores en la dorsal de la isla y después el suave pero sinuoso descenso hasta el mar donde espera el puerto. Es casi como atravesar el tiempo; los años en que todo parecía plano y la foresta verde no dejaba ver la cantidad de hojarasca seca por la desidia y la vanidad a sólo unos metros de lo público que vemos todos, la recesión con sus brotes verdes en medio de praderas desoladas por hogueras de vanidades apagadas con agua salada que al tiempo enfriaba pero también escarnecía las heridas, los primeros atisbos de que seguía habiendo futuro pero allá en lontananza y miras con envidia, después bajas por la incertidumbre y el anhelo de poder confiar y abajo un puerto que no da respuesta al futuro.

 He llegado a clase. Cierro la puerta y abro el libro.

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