El gimnasio


Vancouver cuenta con una enorme cantidad de servicios; no en vano es una de las ciudades del mundo con mayor índice de calidad de vida según los criterios de la OMS.
Cada barrio o distrito tiene su Community Center que se encuentran bajo un patronato pero con capacidad de gestión cada uno de ellos. En función a las capacidades estructurales del centro en cuestión pueden tener gimnasio, saunas, jacuzzis, salas de reunión para la tercera edad, salones para organizar toda clase de cursillos y actividades; desde artes marciales y defensa personal hasta tai-chi, instalaciones acuáticas y canchas de baloncesto, balonmano, squash, etc y algunos incluso tienen en el exterior un campo de beisbol o... más raramente, uno de fútbol.
Paradójicamente instalaciones para deportes de invierno no hay a pesar de que el deporte rey sea el hockey sobre hielo en Canadá (incluso aparece en los billetes de cinco dolares). La razón es que en invierno pues qué mejor que ir directamente a donde está la nieve.
Por supuesto, the outdoor culture está firmemente implantada, es decir, hacer deporte es el deporte nacional.
No es raro encontrarse a los runners, corredores de fondo, haciendo su recorrido de rutina aún bajo la pertinaz lluvia, los paseos en bicicleta y en patines en línea son casi una religión en Stanley Park.
Y lo bueno de todo esto es que usar estos servicios es relativamente muy barato... puede que las máquinas de musculación estén un poco viejas en algunos centros pero la relación calidad precio supera con creces cualquier reticencia.
Personalmente disfruté todos esos servicios a tope, agradecido por la cálida acogida que me brindó Vancouver. Cuando volví de allí, llegué a casa con ocho kilos más.

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