El niñato de Valencia









He aquí otro "fenómeno mediático". Un caso de abuso intergeneracional hablando finamente. En nuestra especie son, lamentablemente, comunes... después de todo nos parecemos a los chimpancés tanto para lo bueno como para lo malo.


Primero presento los vídeos: El primero es por fecha el más antiguo y el origen, creo, de este episodio. Dos adolescentes graban una broma a un señor mayor en la Línea 3 del metro de la Ciudad de Valencia en España. Parece ser que el muchacho pone los pies sobre los asientos y habla en una jerga incomprensible haciendo comentarios mientras mira al señor. Me da la impresión de que contrariamente a lo que sostienen los internautas, el chico está hablando al revés y no en inglés al principio, y luego sí dice "algo" en inglés... y cuando la cosa se pone fea en un español que de lo obsceno Cervantes se avergonzaría. Bueno, la situación degenera en un enfrentamiento con amenazas.

El segundo es la respuesta a la innumerable cantidad de vídeos que el fenómeno ha causado... es el propio agresor quien se mofa de tanta "creatividad". Probablemente actúa bajo un estado alterado de conciencia por psicotropos fínamente hablando... (vamos, que está "colgado").

A la censura y el escarmiento poco más que aportar sin embargo este episodio pone de manifiesto los estigmas que como sociedad aún portamos y de los que en público abominamos pero sacamos a relucir cuando el anonimato y la sombra de un acto aún más terrible nos lo permite: La sarta de vídeos de respuesta giraba casi toda ella en la sugerencia de sodomizar como castigo al muchacho y poner en duda su orientación sexual.

No sólo eso, contraviniendo al artículo 4 de la Ley del Menor publican fotos del muchacho e incluso nos facilitan datos sobre en qué instituto estudia semejante ficha.

Por otro lado como sociedad el hecho de envejecer nos pasa casi desapercibido pese a ser cada vez más prevalente. Defendemos al anciano pero varios de ellos mueren en la más absoluta soledad... y otros muchos más la padecen ahora en vida. Después de todo aquello de "como tú te ves yo estuve y como yo estoy tú te verás" pues nos suena a eso, un futurible del que ilusoriamente creemos que nos salvaremos.

El caso del chico... terrible. Me recordó tanto a los primeros desmanes de la reforma de la Ley del Menor española y a las historias que se resumían en aquella frase... "-Ahí dentro, tío, ( centros de menores con medidas judiciales) la Psicología te la puedes meter por el culo." Es doloroso ver tanta energía, tiempo, proyectos, ilusiones y belleza botadas a la basura y al tiempo de no poder como un pordiosero aunque sea recoger un poco ver como el tiempo, siempre el tiempo, los abocaba a un destino ya repetido en que como adultos se encontraban solos y en un camino aún no andado.

Si hubiera sido yo el abuelo el muchacho sí que me habría probablemente escachado la cabeza. Y no sólo no dudo que el cámara me hubiera acercado el zoom para apreciar mejor el gesto sino que además nadie de aquel vagón de la línea 3 me habría ayudado, como tampoco pasó en la realidad. Todo lo más mirar al abuelo y unos a otros pensando que en la siguiente parada la policía o los vigilantes detendrían al muchacho... tal vez hubiéramos asistido a un nuevo episodio de Efecto espectador o, lo que es lo mismo, se hubiera repetido la historia de Kitty Genovese.

Sí quizás se hubieran burlado en la intimidad del teclado del que se dejó pegar por el niñato.



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