Jérôme Kerviel

Ha nacido un mito. Otro más en nuestra dilatada historia caracterizada por la obsesión en la lucha de la persona contra la tendencia social.
En tiempos de sequía sorprenden los ríos de tinta sobre este caso...no es para menos; si se necesitan unos cinco mililitros para tintar un billete, ¿cuántos litros harán falta para cuatro mil novecientos millones de Euros (4900000000)?, probablemente no más que la que se han gastado en los periódicos de medio mundo porque el otro medio está anestesiado con las estériles polémicas electoralistas.
Ahora mismo en que España está inmersa en su miopía electoral la noticia del mayor pelotazo financiero en la historia, no fraude, ha pasado casi de puntillas.
Mientras en el resto de Europa la cosa ha sido de tal magnitud que hasta se ha hecho una línea de camisetas proclamándolo héroe.
El mito de Kerviel tiene dos polos; el personal y el empresarial. En el primero la sorpresa ha sido que siempre pasó desapercibido, siempre fue un segundón (el puesto al que en todo entorno laboral las envidias de los otros quieren relegarte), como el buen espía o topo era el último bicho del que uno sospecharía... sólo después se empezó a ver su aparente talento.
En lo empresarial el mundo de las finanzas es como tener hemorroides; sufres en silencio. El silencio es la máxima en este negocio donde tanto se mueve. Las finanzas han sido llamadas " el quinto poder", aunque ese puesto se lo disputan desde los medios de masas al fútbol... el cuarto está claro; o es la parienta o la mamá, el piojo pegado o el "niño grande que duerme conmigo" según la preferencia.
Las finanzas, empero, están basadas en la confianza y ésta tiende a ser acomodaticia: Podrán haber controles exhaustivos pero si la cadena de confianza no se rompe es muy difícil que un engaño sea descubierto, ¿cuántas historias y rollos raros no pasan en nuestro trabajo y los jefes no tienen ni puta idea?, ¿quién no se ha sorprendido de la ascendencia, o rechazo, que suscita entre sus compañeros sin notarlo hasta en algún momento crítico?. En el banco de Jérôme, Sociétè Générale, bien lo supieron los que se defenestraron ventana abajo... y en historias de más de andar por casa, los que piden bajas por depresión sin cumplir el primer ítem diagnóstico de la misma.
Jesús Hermida hace ya muchos años fue preguntado a propósito de su aforismo favorito:
"Le amé porque hacía lo que los demás soñaban".
Jérôme, mi amigo Jérôme...esa clase de hombre que hizo lo que los demás sueñan; demostrarnos la manada de batatas que pueden vestir trajes de mil euros o el peligro y la atracción de un riesgo suicida. El encanto del pillo o esa clase de compañero que te gustaría haber conocido pero que te aterraría tener al lado.


Fotos: Varias de Jérôme Kerviel y una de Nick Leeson causante del hundimiento de Baring Brothers en 1995. Tomadas de The Telegraph.

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