Alfa y Omega







"Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca."
Apocalipsis 3:15,16


Llegué tarde. Quiero decir que llegué tarde a la vida, a las cosas que los otros parecían haber vivido ya con anterioridad. Será por eso por lo que la historia de las pequeñas cosas me interesa, escuchar la experiencia de los otros aunque no vaya a compartirla. Así este año estuve al lado de un compañero nuevo. Vi en él la misma fascinación primera por el evento, por el discurso tibio lejos de los tirones de orejas famosos y pretéritos... la irrepetible mirada del niño que explora el colegio nuevo. Lamenté que empezara conociendo los tiempos bajos pero me consoló el que me sobrevivirá: Tiene las dos suertes; comprende a la isla y comprende a los isleños.

Este año, siguiendo la tónica común tras reconocer el estado de crisis, la comida de empresa fue austera... y la pieza central del evento; el discurso, también. Hubo regularidad en el rito pero no en el sitio donde en cierto sentido se volvió a un tiempo pretérito, de cuando se hacía una comida campestre en La Laguna Grande, luego aquello se les hizo lejos y se mudaron a Las Nieves y ya finalmente se dejó el monte atrás para abrazar la costa cuando fueron tantos que algunos no se conocían ya entre ellos y las primeras corbatas empezaron a apretar la agenda.

El rito que más me emociona es la despedida a los que se jubilan. En España por un deje cultural la jubilación suele ser algo más privado que en otros países pero todavía aquí, posiblemente por ser una comunidad pequeña o el propio concepto de isla en sí, es como despedir a alguien de la familia que se va a un largo viaje. Sin embargo los que se van antes, por unas razones o por otras, simplemente desaparecen. Cosa contraria también a como sucede en otros sitios. Singularidades isleñas.
Mi empresa también envejece y ve con preocupación el no haber tenido un recambio generacional que garantice los derechos de la herencia ni los haberes de la inversión. Sin futuro y sin pasado aunque el presente se vea, este resulta incierto.
Lo incierto invita al riesgo y al desafío, y este será un año de desafíos: Los giros a la Friedman son peligrosos porque una vez iniciados no pueden detenerse y exponen a la debilidad... en eso mismo se basa la doctrina friedmanita después de todo, y duran, sobre todo eso, no son parches sino reestructuraciones completas. Y lo más curioso, lo paradójico, de tener éxito no justifican después la presencia de quiénes los iniciaron. Y los van a iniciar después de todo supuestamente ideólogos contrarios a los postulados friedmanitas... eso pasa cuando no se tiene una filosofía, es decir, cuando se es oportunista. La misma moda que originó la situación actual. El final que abraza al principio, el alfa y el omega. En medio, todo es hueco.

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