El otro lado



Risto Mejide es conocido en España como miembro del jurado de un programa, Operación Triunfo (OT), que consiste en la convivencia de un grupo heterogéneo de chicos y chicas con una meta común; convertirse en cantantes profesionales. Conviven en una academia musical donde reciben clases de disciplinas ligadas a esa profesión y ensayan temas seleccionados para probar sus habilidades en una gala semanal... y luego son juzgados y promocionados o nominados para la siguiente semana.
Risto es el miembro del jurado más ácido, algunos dicen que hasta cruel, con los concursantes y a veces con otro personal del programa... sin embargo su intervención es casi el punto más álgido en audiencia de toda la gala.
A menudo una única faceta de un personaje logra ocultar otras muchas más interesantes: Risto no es un simple crítico musical deseoso de dar nalgadas morales a un grupo de jóvenes protocantantes. Se trata de un profesor con amplia trayectoria en una prestigiosa escuela de negocios, escritor de "El pensamiento negativo"(2008) y publicista de éxito... todo un mérito en el mundo de la publicidad donde la competitividad es casi sinónimo de esa actividad.
Empero, la faceta quizás más desconocida del personaje, la que a mí más me interesa, son sus intervenciones en foros empresariales sobre temas publicitarios y últimamente emprendedurismo... una moda predicada en estas mismas escuelas de negocios como el sancta santorum del crecimiento económico y empresarial del futuro.
En estos tiempos recesivos uno de mis contactos en Facebook escribía: "Me divierte la gente que se preocupa más de ser emprendedora, que de emprender", refiriéndose a querer aparentar lo que en realidad no se hace. A mí no me divierte; vale que no hay capital para aventuras por cuenta propia pero también es cierto que emprender sigue siendo sinónimo de subvención, de echar días para adelante hasta ver en qué para la cosa para unos y para otros una forma fácil de clientelismo.
Se trata no ya de un pensamiento negativo, sino de una visión en negativo donde destaca lo malo y lo pasivo... espero que no pase como en el dicho popular; que al pensar mal se acierte y efectivamente emprender sea una inutilidad.
Emprender implica madurez, primero personal si es una iniciativa individual, y luego tener una visión clara del negocio... todo eso enmarcado en otra madurez mayor; el mercado laboral y empresarial del país: Veo pubertad en el país y en los emprendedores pero cuerpo definido no. Risto, sin quererlo, me ha sugerido esa metáfora; se trata del chaval repetidor de curso que desde el asiento de atrás nos tira pelotas de papel.

Comments

  1. Anonymous1:27 PM

    Yo creo que otra de las causas del fracaso de muchas emprendedurias es que el individuo emprende no por vocacion o por poseer una buena idea o plan sino por la ausencia de trabajo por cuenta ajena. No todos tenemos espiritu de emprendedores. Genial, genial el post, me encanta.

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  2. Efectivamente la necesidad es lo que genera el cambio pero para mantener al mismo se necesita además después una motivación personal para proseguir.

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