Mongolia

El primer recuerdo que tengo de Mongolia fue un viejo pasaporte de mi padre, de los tiempos franquistas, en el que había al final una coletilla que venía a decir que ese pasaporte no era válido para viajar a algunos países, entre ellos Israel o Mongolia. Después a mediados de los noventa del siglo pasado pregunté una vez en clase por ese país y me lo describieron con un "¿ir ahí para qué?, eso es un aburrimiento".
Lo cierto es que Mongolia puede resultar una experiencia fascinante; la amplia estepa, el mar de tierra, donde la soledad te hace encontrarte contigo mismo. Un lugar tan alejado de todo que hasta hace falta subir a una colina y además a la grupa del caballo a ver si tu teléfono móvil coge cobertura.
Es un lugar tan aparte que a Marion sus guías le preguntaron si en su país la luna también se veía.


Para Marion debió ser un logro personal completar el viaje, su sueño, compartir la mentalidad nómada durante esos días debió ser una experiencia impactante en su vida y pensaría en ella mientras volvía a recordar el maravilloso lujo de una ducha caliente.
¿Llegó a enterarse por qué no podían viajar a Mongolia, era por ser comunistas?
ReplyDeleteUn saludo
Efectivamente en la época de Franco no se podía viajar con pasaporte español ordinario, sí con salvoconductos diplomáticos especiales, a países que no tuvieran relaciones diplomáticas con España, tal era el caso de Israel, o aquéllos otros que pertenecieran a la esfera comunista.
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