Curvas

El recuerdo más perdurable que se lleva quien visita la Gomera son las curvas de sus carreteras... y que den gracias, hace sólo una o dos décadas atrás tanto la bajada a Valle Gran Rey como la de San Sebastián eran, por decirlo suavemente, espectaculares sobre todo si ibas en una guagua y mirabas al precipicio. No se trataba desde luego de un extremo como la carretera a Coroico en Bolivia; esa carretera que es de un sentido doce horas al día y del contrario el resto de lo estrecha que es pero sí, como te encontraras con un coche de frente te tocaba dar marcha atrás sobre el precipicio.
Pero las curvas no sólo son físicas, también es sinuosa la historia de estas vías. Son el bien más preciado de todo lo hecho porque en cierto sentido retratan el continuo reto y lucha que ha supuesto construirlas y también el viejo, pero no conseguido anhelo, de hacer una isla única. En el pasado, no tan lejano, se daba el caso de gente que nacía, vivía y moría en una parte de la isla y no había nunca en toda su vida visitado el otro lado de la isla.
La importancia que se le da a estas vías no puede comprenderse sin saber su trascendencia en el pasado como por ejemplo el episodio de los Sucesos de Hermigua, uno de los primeros movimientos de lucha obrera... son las mismas vías que hoy también reflejan un presente que empieza a ser cuestionado.
Actualmente las dos principales vías están en obras; una en el valle de Hermigua y la otra en el tramo que va desde Vallehermoso hasta Arure.
La travesía que pasa por Hermigua había llegado a un punto en que era un cuello de botella pero habían dos importantes retos que solventar: Por un lado construir una vía paralela nueva al antiguo trazado no era viable primero por una razón geológica, las tierras del valle son de aluvión con lo que escarbar en ellas sólo genera más desprendimientos y construir la vía en el cauce mismo del barranco es desde luego una temeridad, y segundo por una cuestión popular; los habitantes del municipio no iban a permitir que el pueblo quedara aislado si la vía de comunicación no pasaba por el valle. La solución ha sido ingeniosa; ensanchar el trazado original, incluso elevando estos ensanches, y hacer rotondas que permiten fluidez de tráfico.
El caso de Vallehermoso ha sido distinto, aquí se ha optado por ensanchar el recorrido original y túneles para sortear los estrechamientos en los caseríos... tras las recientes lluvias se vio un ejemplo de miopía de ingeniero; en el pasado todo eso que parece monte no lo era. Se trataba de tierras dispuestas en laderas sujetas con pequeños bancales. Al escarbar hacia adentro y llover se produjo un corrimiento de tierras que mantuvo la vía cortada semanas a la altura de Epina. Ahora lo intentan solventar rehaciendo las terrazas escalonadas.
Un detalle que se escapa a menudo al visitante son los muros de contención de las carreteras, los antiguos son un ejemplo de mampostería en seco. La técnica para hacer estos muros secos casi se ha olvidado y hoy se usa mortero siendo la forma de hacerlos, y de dónde se trae la piedra, motivo de controversía política y social insular recientemente.
Cuentan que las curvas se deben a la forma de pago que recibían los obreros; se les pagaba por metros y no por destajo o jornal... otra pequeña manipulación informativa a las que somos tan aficionados en la ínsula. En realidad las curvas en las carreteras se deben a que cuando se hicieron no habían suficientes explosivos ni maquinaria abriéndose muchas vías a pico y pala así que para evitar en lo posible obstáculos o tener que hacer desmontes  se aprovechó la dorsal o cima de la isla para hacer el trazado más sencillo aunque esta desde luego no fuera recta. Por otra parte también los intereses privados de que o bien pasara por una propiedad o la evitara hizo que en algunos tramos hubiesen evoluciones inesperadas.

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