El estudio Whitehall

Whitehall, o la Ciudadela de Westminter es una amplia avenida en el centro londinense que empieza en el Parlamento. Es el núcleo administrativo del Estado británico ya que en esa avenida se concentran todas las dependencias funcionariales del mismo y el funcionariado a su vez se va distribuyendo en importancia de más cerca a más lejos del Parlamento y a su vez los edificios y el personal que trabaja ahí, todos funcionarios, en una estricta y precisa jerarquía de mando. Sir Michael Marmot inició un estudio muy famoso en ese emplazamiento demostrando que el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca aumentaba según más bajo estuviera uno en la jerarquía de mando con lo que quedaba demostrado que el estrés y la posición social estaban 
íntimamente relacionados entre sí, es decir, si eres jefe sufres menos estrés que un subordinado tuyo ( el sentido común aquí nos engañó; el que ocupa el palo más alto del gallinero es no sólo el más grande sino además quien se caga en todas las que duermen debajo. Para nada es el sufrido jefe que carga con todo el peso del mundo sobre sus hombros, antes bien, se lo hace cargar al resto) . Este extremo también se vio ratificado en los estudios del neurobiólogo Robert Sapolsky sobre babuinos quien demostró mediante estudios de concentración en sangre de las hormonas responsables del estrés ( las mismas para hombres que para babuínos) no sólo que la concentración crónica de estas aumentaba según más bajo se estuviera en la posición social dentro de la manada, sino que además en aquellos individuos con mayor concentración presentaban también una peor salud que sus congéneres.
Además Sapolsky colaboró en otras investigaciones donde se encontró que el estrés también afectaba a la memoria... y a nuestra percepción del placer. Con el paso del tiempo hasta se descubrió que el estrés afectaba a la distribución de las grasas en el cuerpo y que éste a su vez estaba también condicionado por el lugar donde vivías; eres más saludable si vives en un buen barrio plácido que si vives en uno malo afectado de delincuencia donde tienes que estar continuamente en alerta.
Y ¿cómo afrontamos esto?. Quizás un estudio interesante al respecto sea el llevado a cabo por las doctoras Elissa Epel, psicóloga, y Elizabeth Blackburn, bióloga autoridad en el estudio de los telómeros. El estudio se centró sobre un grupo de mujeres madres de un hijo con discapacidad, un tipo de persona expuesta a un estrés crónico de larga duración. Se estima que cada año que se invierte en el cuidado de estos hijos la persona envejece seis ya que en el estudio se halló un deterioros significativo en los telómeros de estas mujeres. No son quejas sin fundamento; el estrés crónico provova un envejecimiento físico real.
Por suerte a lo largo del estudio se vio que las reuniones semanales que hacían estas madres para hablar de sus hijos, de ellas mismas, de sus preocupaciones, etc, estimulaba la acción de la telomerasa; una enzima que reparaba el daño en los telómeros. Además factores como el humor, estas madres hacían una especie de humor negro o bromas sobre sus hijos que sólo ellas comprendían, se ayudaban unas a otras con consejos basados en sus experiencias, y la compasión que mostraban por los sentimientos de sus compañeras de grupo, hacían que no sólo se sintieran mejor sino que además su salud mejorara.
Así que la clave es el control, sentir que se tiene control sobre tu vida, es la clave para tener una buena salud.
Indexo aquí una conferencia en México de Robert Sapolsky:
 

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