Karité


Árbol de Karité

El Karité (Vitellaria Paradoxa) es a los países del oeste africano lo que el olivo a los países del sur mediterráneo; dador de vida y dinamizador de comunidades. El árbol guía, su nombre significa "árbol de mantequilla".
Karité suena a exotismo, a tierras ignotas... Burkina Faso, Malí, Costa de Marfil... sobre todo cuando leemos la palabra en la fórmula de las tan necesitadas estos días cremas de protección e hidratación solar. Y es que ese es el secreto del Karité. La pasta que se obtiene de sus semillas se puede comer y usarse tal como aquí el aceite de oliva pero su principal uso es cosmético; su alto contenido en ácidos grasos lo hace rico en propiedades hidratantes y estimulantes para la piel, amén de cierta facilidad para ser miscible con otros compuestos cosméticos como perfumes.
Los problemas del Karité son su propio ciclo vital al no ser productivo hasta los 15 años de edad y por otro lado la composición de su mantequilla depende mucho del tipo de suelo en que crezca, así no todos los suelos proporcionan la misma untuosidad a la manteca de Karité por lo que sólo los árboles que crecen en el oeste africano, y en Jamaica, son los mejores. También la propia historia climática y humana de la región donde crece poco le ha ayudado a expandirse y hoy está catalogado como especie vulnerable.
La manteca de Karité (Shea Butter) es un producto muy del gusto del marketing moderno; un producto diferenciado y específico, a veces hasta exclusivo.


Nueces de Karité

El Karité es femenino. Así como el cacao evoca plantaciones extensas con braceros, el Karité evoca a un árbol cercano a la aldea cuyas semillas sólo recogen las mujeres para hacer la manteca... y en ese sentido por ejemplo en Burkina Faso existe una asociación de mujeres, BurkinaKarité, que está compuesta de mujeres recolectoras. El Karité es un ejemplo de cultivo alternativo, esa clase de plantas olvidadas por la industria de producción masiva por causas diversas pero que esconden muchas oportunidades. En España aún son testimoniales las iniciativas en ese sentido pero cada vez más empezamos a ser conscientes de la biodiversidad como fuente de riqueza... y supervivencia para nuestra propia especie.
Los cultivos alternativos son también el paradigma del nuevo desarrollo; un desarrollo local y eficiente. Esto va por países, cada uno intenta desde su perspectiva potenciar nuevos cultivos o bien recuperar aquellos antaño comunes, y luchan también en algunos casos por la tierra de nuevo contra cultivos masivos.
Hay todo un mundo en cada frasco de perfume o de crema por descubrir. Esa es la ilusión que tengo al abrir uno.

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