La doctrina Roosevelt



"Puede que sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta."


Cuenta la leyenda que Franklin Delano Roosevelt dijo esta frase en referencia a Anastasio Somoza García (1896-1956), dictador nicaragüense, si bien en realidad lo dijo su mano derecha en aquel entonces, el Secretario de Estado Cordell Hull... esperemos que no fuera por esa frase por lo que Cordell obtuvo el  Premio Nobel de la Paz.
Esta frase es la lógica evolución de la "doctrina Gran Garrote" propiciada curiosamente por el otro Roosevelt, Theodore, a principios del siglo XX.
Con el paso del tiempo esta expresión se fue colando en el acervo cultural viniendo a significar un vicio muy común en sociedades, instituciones, empresas y en general todo tipo de organizaciones: " Sí, sabemos el tipo de gente que tenemos, bien como clientes o bien como colaboradores, no importándonos si son o no productivos o molestos siempre y cuando su comportamiento no altere el estatus quo de la organización".
Pasa en muchos sitios: "La mierda no se revuelve porque apesta, espere a que seque". Este pensamiento, curiosamente, es propio de sociedades ya maduras, incluso aquilatadas... nuestra especie prefiere lo malo conocido que lo bueno por conocer, algo ya bien sabido.
En lo pequeño y cotidiano es esa actitud de cierto pasotismo ante las miserias o injusticias dentro de los grupos en los que nos desenvolvemos; sabemos el problema de este o del otro pero no nos importa siempre que no nos moleste, y si nos molesta intentemos interponer a alguien para que nos sirva de parapeto, y si eso no es posible, excusas para no hacer nada porque después de todo no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista.
La doctrina Roosevelt en cierto sentido explica una parte de la pasividad o resignación ante la recesión actual; dado que es un fallo colectivo por un lado uno no puede hacer gran cosa y por el otro, como ya conocemos a los llamados a revertir la situación y a sus recetas, pues que tenemos ya culpables a los que tal vez en el futuro no nos importe besar en la boca con cuyos colmillos nos chuparon la sangre.
Esto es lo que hay.

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