Un lustro

Cada cinco años, un lustro, la Virgen de Guadalupe, Patrona de La Gomera, es traída de su santuario permanente en Puntallana a la capital de la isla para posteriormente a lo largo de unos meses recorrer los distintos municipios.
Entre otras características está la singularidad de ser la única procesión marítima de las Canarias, o al menos la de más largo recorrido en mar abierto.
Al participar en esta celebración más que en el acto cultural en sí pensé en el tiempo:
"¿Dónde estarás en 5 años?" es una pregunta clásica en las entrevistas laborales... si no te la hacen es  bien porque el propio entrevistador no cree en el futuro de la organización en la que te entrevistan o bien te ven tan joven o viejo que consideran una falta de delicadeza preguntarle a alguien tan viejo sobre su final o una pérdida de tiempo preguntárselo a alguien tan joven que carece de perspectiva.
La pregunta sintetiza qué es importante para una persona, qué prioridades tiene, antes de verbalizarlos a otros. Supone conocer y entender cuáles son los valores, objetivos y metas de uno mismo y quizás atisbar qué estaría dispuesto a hacer para conseguirlos.
Uno de los motivos por los que es tan popular esta celebración lustral es precisamente por la oportunidad del reencuentro, y recuento, de los conocidos cinco años después. Y al acabar la celebración nos deseamos volver a ver en un lustro.
En cierto sentido es el deseo de una referencia, un faro, en el inmenso viaje y océano de la vida que nos dé la seguridad y reconforte con la esperanza de volver a ver a los conocidos. Es también el punto del que partir hacia destinos tan dispares como distintos somos cada uno que nos causan miedo o incertidumbre pero a los que ponemos el imaginario fin en otros cinco años sin tal vez acabar de entender que todo viaje deja una huella que no nos dejará volver de igual manera al sitio de donde partimos.
Pensaba en eso mientras el mar transcurría ... aunque al mar no le preocupa ni le fascina el paso del tiempo, ni siquiera lo tiene en cuenta. Entonces también pensé en las otras perspectivas; cada uno de los que estaba allí también se preguntaría qué sería de ellos dentro de cinco años, quizás toda la isla se lo preguntara. Según parece lo que sí es seguro es que muchos desean compartir esa incertidumbre y ese tiempo esperando la respuesta mientras que otros volverán a la diáspora o la iniciarán.
Deseo que algunos tengan todavía la esperanza de poder hacerse esa pregunta unos cuantos lustros más y que en cada ocasión la respuesta les haya llegado con mejor progreso en sus vidas. En tanto sólo el faro, la fiesta o la fe en la Imagen, habrán permanecido.

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