Bill McKibben

 "Los que están suficientemente locos para creer que pueden cambiar el mundo, son los que lo hacen." 
                    Steve Jobs (1955-2011)

William Ernest McKibben (1960), conocido como Bill McKibben, es un medioambientalista estadounidense, especialmente conocido en EEUU por sus libros y artículos sobre el impacto del calentamiento global.

Conocido en España sobre todo por su libro de 1990 "El Fin de la Naturaleza" donde no se refiere al fin del mundo sino de la naturaleza tal como la conocemos, lamentándose que hayamos pasado a vivir en un "mundo post-natural". Con los años pasó de la mera discusión intelectual al activismo mundial denunciando temas relacionados; la extinción de las abejas, las prospecciones petrolíferas en el Ártico... pero no está sólo, junto a su mujer, escritora, Sue Halpern, el físico James Hansen, el escritor y granjero defensor de la agricultura ecológica Wendell Berry, la periodista e investigadora Naomi Klein, el político Al Gore y tantos otros han seguido una senda activista que, quizás, haya contribuido a desembocar en movilizaciones incluso a nivel de Estado como la sentencia del Tribunal de La Haya en la que se establecía la obligación del gobierno holandés de proteger a sus ciudadanos contra el cambio climático. La tendencia es pues a que llegue a ser una concienciación planetaria.

Bill McKibben aporta un aspecto controvertido a la lucha contra el cambio climático; apela a la "desinversión" en combustibles fósiles. Cree que acabar con el poder de las multinacionales petroleras y del carbón es mucho más eficaz que negociar un acuerdo sobre el clima. Aboga por convertirlas en los nuevos "parias" del mundo.

Puede sonar al concepto de boicot pero es incluso algo más que el concepto de consumo responsable: Ya no se pide sólo moderar el consumo y la actividad de estas multinacionales sino también quitarles el poder social y político que tienen, ¿cómo hacerlo?.

Estamos acostumbrados a pensar en las finanzas no como un continuo sino como una progresión en el único sentido de cada vez invertir más pero hay un axioma financiero que parece olvidado; " No hay inversión sin desinversión", es decir,  tendemos a pensar en invertir a largo plazo como retorno seguro de la inversión pero el tiempo como variable no es sino un problema más: el dinero pierde valor en el tiempo.Así el largo plazo hace que, todo lo demás constante, perdamos dinero.

El petróleo y otros recursos fósiles son finitos y por tanto se concluye que invertir en ellos a largo plazo acabará siendo ruinoso para los inversores. Se intenta concienciar sobre que actualmente lo que se está viviendo en el mundo energético es una burbuja, una especulación sobre un recurso cada vez más escaso por el que cada vez se justifican acciones primero poco éticas y segundo a la larga generadoras de conflictos sociales más importantes, hasta que llegue un punto de inflexión en el que al desaparecer simplemente el recurso no quede nada, pudiendo incluso estar comprometida la existencia de nuestra especie en un caso extremo.

La desinversión aquí pues la plantean desde una justificación ética, suficiente para los más concienciados, y desde una perspectiva financiera; invertir en otros proyectos alternativos que permitan tener una posición de primacía en los beneficios futuros de esos proyectos.

No sabemos cómo evolucionarán esas ideas pero sí parece que la globalización, después de todo, comporta un cambio en todas direcciones que no se puede controlar tan fácilmente como quiénes la impulsaron pensaron en un principio. Esperemos acontecimientos.  

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